Uno de los mayores regalos que podemos hacer a un niño que está viviendo en un campo de refugiados es que olvide por un momento cuál es su realidad. En el Día Mundial del Refugiado hablemos del deporte como mucho más que un juego o distracción: el deporte es una herramienta de crecimiento y sanación para los niños que, lamentablemente, están creciendo en un campo de refugiados.
Ningún niño debería pasar su infancia en un campo de refugiados. Pero, lamentablemente, para muchos —demasiados—, una solución de emergencia se convierte en normalidad. Sus vivencias allí, los olores, la sobrepoblación, la inseguridad, se convertirán en sus recuerdos de infancia y moldearán su personalidad adulta.
A la infancia desplazada le arrebatan no solo su hogar, sino también su derecho al juego. En este contexto, el deporte no es una actividad complementaria: es una necesidad urgente. Brooklyn Fitboxing y su Fundación Hit4Change se unen al Comité Español de ACNUR para proteger a la infancia refugiada a través del deporte, la inclusión y la esperanza.
El deporte es una herramienta de protección y desarrollo personal. Ofrece a los niños un espacio seguro en el que olvidan, por un tiempo, el lugar en el que están. Se trata de una herramienta de cuidado psicológico amable, porque les permite justo eso: comportarse de acuerdo a su edad y dejar que su mente vuele lejos de la situación que están viviendo.
Brooklyn Fitboxing destina el 1% de su facturación al apoyo de proyectos solidarios y, desde junio de 2024, parte de esta recaudación se destina a financiar proyectos de ACNUR bajo el enfoque de “Deporte para la Protección”.
No se trata solo de liberar energía o pasar el tiempo, sino de crear espacios donde niñas, niños y adolescentes puedan recuperar algo tan valioso como su dignidad y su infancia. Las actividades deportivas estructuradas no solo mejoran el bienestar físico y mental, sino que fortalecen habilidades esenciales para la vida: cooperación, autocontrol, resiliencia y confianza.
En los campos de refugiados, donde los espacios de protección escasean, una cancha puede convertirse en un refugio dentro del refugio. Allí, los entrenadores no son solo instructores, son referentes positivos; los juegos no son simples dinámicas, sino oportunidades de aprendizaje emocional; y los equipos les permiten sentir que vuelven a pertenecer a una comunidad.
Desde su creación en 2019, la Fundación Hit4Change ha apostado por el deporte como agente de cambio social. Con esta alianza junto a ACNUR, refuerza su compromiso con los más vulnerables: la infancia que ha tenido que huir. En este Día Mundial del Refugiado, celebramos que entrenar con propósito no solo fortalece cuerpos, sino también futuros.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de los Refugiados